Asamblea de Ciudadanos México D.F.

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Sábado 26 de enero 2013 10a.m. Parque Lincoln Polanco

martes, 18 de diciembre de 2012

Una mirada a la diáspora venezolana en México


Marco Alvarez
@mirko_84


El estudio de las ciencias sociales y humanas me ha llevado a adentrarme a los diferentes elementos de la cultura de diferentes sociedades, así como a tratar de comprender la sociogénesis de los problemas políticos, económicos y sociales que se presentan en los diferentes escenarios de la interacción humana, de este modo conocí a los derechos humanos herramienta invaluable en la defensa de la vida democrática, así mismo también conocí la carencia de estos derechos tanto en mi país como en países hermanos, así fue mi contacto con la diáspora venezolana que se encuentra en México.

Conocí a mi amiga Farida en el ejercicio de la defensa de los derechos humanos una mujer venezolana simpática y con la noble característica de luchar por la reivindicación de los derechos humanos, sociales, económicos y políticos de esa comunidad diaspórica que lejos de homogeneizarse con la cultura de México, busca constituirse como una cultura que es caracterizada por su actividad política en un contexto de movilidad territorial. A lo largo de nuestra amistad hemos charlado, intercambiado ideas y trabajado juntos en pro del respeto a los derechos humanos y al ejercicio pleno de una ciudadanía democrática.

De este modo relato mi experiencia  del día 7 de octubre de 2012, fecha en la que se celebraban los comicios electorales entre el Grupo Polo Patriótico (GPP), grupo político hegemónico que ejerce el poder a través de Hugo Chávez y la Mesa de la Unidad Democrática que proponía una alternativa al ejercicio despótico y paternalista del poder estatal.

En México la comunidad venezolana estaba muy contenta, desde las cinco de la mañana había una intensa actividad afuera del consulado venezolano, venta de comidas y bebidas tradicionales de ese hermano país, filas esperando la hora para entrar a los comicios y muchas personas cantando y bailando, las banderas y las playeras de la selección venezolana de soccer reafirmaban la identidad de este pueblo.  

Nosotros nos instalamos con el equipo del comando Capriles para poder darle seguimiento a cualquier noticia que tuviese que ver con la elección, así como lo relacionado al contexto internacional, íbamos a nuestra oficina y regresábamos al consulado, a lo largo del día el ánimo, la buena vibra, las sonrisas y el optimismo dominaban el clima del lugar.

Se hacían comentarios de las enormes posibilidades que tenía el candidato de la Mesa de la Unidad Democrática, de su superioridad académica y de su amplia visión comparada con la de su rival, escuché también conversaciones que decían: si queda nuestro candidato pensaremos seriamente en regresar a Venezuela.

La jornada no fue fácil, empezar como se mencionó anteriormente desde las cinco de la mañana, monitorear todo el proceso en redes sociales, llamadas telefónicas, contacto con medios de comunicación, etc., no es tarea fácil, considerando que a las seis de la tarde teníamos que regresar a apoyar el conteo de votos para evitar cualquier anomalía dentro del proceso.

La líder estaba fatigada, sin embargo en su rostro se notaba una sonrisa, pues su labor era de admirar, el haber concentrado a un equipo de trabajo que le apoyara en las diferentes labores del centro de monitoreo, lidiar con la burocracia de su consulado y continuar haciendo llamadas, respondiendo mensajes y checando la logística de toda la actividad, insisto no es cosa fácil.

Alrededor de las ocho y media de la noche el resultado del consulado venezolano en México, ya tenía un resultado le daba la victoria a Henrique Capriles, candidato del Movimiento de la Unidad Democrática, todos regresamos al centro de monitoreo, la felicidad se notaba, la comunidad había cumplido su labor con la democracia votar y apoyar al comando, los comentarios sobre los diferentes medios y análisis políticos era el tema en boga, las tendencias son irreversibles decían unos, lo dijeron en CNN y en la BBC decían otros, las redes sociales comentaban acerca de la democracia venezolana, muchos blogs daban por hecho el triunfo del candidato de la Mesa de la Unidad Democrática.

Me daba gusto ver gente tan contenta por ser parte de un ejercicio democrático, me despedí con una sonrisa en la cara y mi amiga me dijo te invitaré al festejo, cansado me retiré a mi casa y al día siguiente ansioso de saber que había pasado mi sorpresa es que el candidato en el poder volvió a reelegirse, al principio me entristeció esa noticia porque me preguntaba acerca de la voz de esta comunidad, posteriormente me encontré con mi amiga y discutimos sobre la complejidad del asunto, consideramos que no es fácil luchar con malas costumbres que se encuentran en las venas de la cultura, tal es el caso del paternalismo del Estado característico de las endebles democracias de América Latina.

Ese llamado paternalismo en el caso venezolano se ejerce a través de la figura de un caudillo que juega con los sentimientos de la gente, se apropia de la identidad venezolana y ejerce el poder como si fuera suyo y no por mandato del pueblo, sin embargo ese carisma que tiene permea a todo un sistema configurado para reivindicar su liderazgo sobre un país que enfrenta altos índices de pobreza, violencia y marginalidad social, no podemos dejar de mencionar ejercicios más deshonestos como lo son el uso los diferentes usos del miedo y la coacción del voto que se efectúan de diversas maneras siempre con la característica de tener presente el sello del poder estatal.

A pesar de este descalabre en la política de un país amigo, destacó el carácter diaspórico que se traduce en un clima de solidaridad, valentía y unión por parte de una comunidad que lejos de olvidarse de su pueblo de origen, tiene presente y en cada ocasión refrenda su apoyo y solidaridad, definitivamente a pesar de que su país viva en un régimen totalitario las y los venezolanos luchan por lo que verán algún día la luz de la democracia al final del túnel de la tiranía.

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