Marco Alvarez
@mirko_84
El estudio
de las ciencias sociales y humanas me ha llevado a adentrarme a los diferentes
elementos de la cultura de diferentes sociedades, así como a tratar de comprender
la sociogénesis de los problemas políticos, económicos y sociales que se
presentan en los diferentes escenarios de la interacción humana, de este modo
conocí a los derechos humanos herramienta invaluable en la defensa de la vida
democrática, así mismo también conocí la carencia de estos derechos tanto en mi
país como en países hermanos, así fue mi contacto con la diáspora venezolana
que se encuentra en México.
Conocí
a mi amiga Farida en el ejercicio de la defensa de los derechos humanos una
mujer venezolana simpática y con la noble característica de luchar por la
reivindicación de los derechos humanos, sociales, económicos y políticos de esa
comunidad diaspórica que lejos de homogeneizarse con la cultura de México,
busca constituirse como una cultura que es caracterizada por su actividad
política en un contexto de movilidad territorial. A lo largo de nuestra amistad
hemos charlado, intercambiado ideas y trabajado juntos en pro del respeto a los
derechos humanos y al ejercicio pleno de una ciudadanía democrática.
De este
modo relato mi experiencia del día 7 de
octubre de 2012, fecha en la que se celebraban los comicios electorales entre
el Grupo Polo Patriótico (GPP), grupo político hegemónico que ejerce el poder a
través de Hugo Chávez y la Mesa de la Unidad Democrática que proponía una
alternativa al ejercicio despótico y paternalista del poder estatal.
En México
la comunidad venezolana estaba muy contenta, desde las cinco de la mañana había
una intensa actividad afuera del consulado venezolano, venta de comidas y bebidas
tradicionales de ese hermano país, filas esperando la hora para entrar a los
comicios y muchas personas cantando y bailando, las banderas y las playeras de
la selección venezolana de soccer reafirmaban la identidad de este pueblo.
Nosotros
nos instalamos con el equipo del comando Capriles para poder darle seguimiento
a cualquier noticia que tuviese que ver con la elección, así como lo
relacionado al contexto internacional, íbamos a nuestra oficina y regresábamos al
consulado, a lo largo del día el ánimo, la buena vibra, las sonrisas y el
optimismo dominaban el clima del lugar.
Se hacían
comentarios de las enormes posibilidades que tenía el candidato de la Mesa de
la Unidad Democrática, de su superioridad académica y de su amplia visión comparada
con la de su rival, escuché también conversaciones que decían: si queda nuestro
candidato pensaremos seriamente en regresar a Venezuela.
La
jornada no fue fácil, empezar como se mencionó anteriormente desde las cinco de
la mañana, monitorear todo el proceso en redes sociales, llamadas telefónicas,
contacto con medios de comunicación, etc., no es tarea fácil, considerando que
a las seis de la tarde teníamos que regresar a apoyar el conteo de votos para
evitar cualquier anomalía dentro del proceso.
La líder
estaba fatigada, sin embargo en su rostro se notaba una sonrisa, pues su labor
era de admirar, el haber concentrado a un equipo de trabajo que le apoyara en
las diferentes labores del centro de monitoreo, lidiar con la burocracia de su
consulado y continuar haciendo llamadas, respondiendo mensajes y checando la
logística de toda la actividad, insisto no es cosa fácil.
Alrededor
de las ocho y media de la noche el resultado del consulado venezolano en
México, ya tenía un resultado le daba la victoria a Henrique Capriles,
candidato del Movimiento de la Unidad Democrática, todos regresamos al centro
de monitoreo, la felicidad se notaba, la comunidad había cumplido su labor con
la democracia votar y apoyar al comando, los comentarios sobre los diferentes
medios y análisis políticos era el tema en boga, las tendencias son
irreversibles decían unos, lo dijeron en CNN y en la BBC decían otros, las
redes sociales comentaban acerca de la democracia venezolana, muchos blogs daban
por hecho el triunfo del candidato de la Mesa de la Unidad Democrática.
Me daba
gusto ver gente tan contenta por ser parte de un ejercicio democrático, me
despedí con una sonrisa en la cara y mi amiga me dijo te invitaré al festejo,
cansado me retiré a mi casa y al día siguiente ansioso de saber que había
pasado mi sorpresa es que el candidato en el poder volvió a reelegirse, al
principio me entristeció esa noticia porque me preguntaba acerca de la voz de
esta comunidad, posteriormente me encontré con mi amiga y discutimos sobre la
complejidad del asunto, consideramos que no es fácil luchar con malas
costumbres que se encuentran en las venas de la cultura, tal es el caso del
paternalismo del Estado característico de las endebles democracias de América Latina.
Ese llamado
paternalismo en el caso venezolano se ejerce a través de la figura de un caudillo
que juega con los sentimientos de la gente, se apropia de la identidad
venezolana y ejerce el poder como si fuera suyo y no por mandato del pueblo,
sin embargo ese carisma que tiene permea a todo un sistema configurado para
reivindicar su liderazgo sobre un país que enfrenta altos índices de pobreza, violencia
y marginalidad social, no podemos dejar de mencionar ejercicios más deshonestos
como lo son el uso los diferentes usos del miedo y la coacción del voto que se
efectúan de diversas maneras siempre con la característica de tener presente el
sello del poder estatal.
A pesar
de este descalabre en la política de un país amigo, destacó el carácter diaspórico
que se traduce en un clima de solidaridad, valentía y unión por parte de una
comunidad que lejos de olvidarse de su pueblo de origen, tiene presente y en
cada ocasión refrenda su apoyo y solidaridad, definitivamente a pesar de que su
país viva en un régimen totalitario las y los venezolanos luchan por lo que
verán algún día la luz de la democracia al final del túnel de la tiranía.
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